En 1925 Augusto Merayo Vecino decide viajar desde España

hacia América. Llega a Limón, donde le habían dicho que

existía una gran colonia de españoles. Sin embargo decide

instalarse en Turrialba, y en 1926, inaugura la primera

pastelería Merayo. Posteriormente le pide a su hermano que

venga, para que le ayude en el negocio.

 

Dos años después gracias a sus conocimientos en pastelería,

panadería y su visión empresarial, logra consolidar la empresa en

esta zona, por lo que permaneció en estas tierras hasta su muerte.

El gran aprecio sentido por Turrialba se vio reflejado en su aporte al desarrollo del cantón, mediante obras que contribuían al bienestar y progreso de la comunidad.

 

Después de su muerte, en 1955, su familia se traslada a San José y es ahí donde sus hijos Augusto, Antonio, Gerardo y Fernando, junto con su madre Lidia Hernández, deciden dedicarse a la misma actividad para así continuar con la tradición.

 

En 1978 dada su vasta experiencia, Fernando Merayo decide independizarse y abrir su propia Pastelería Merayo ubicada en Curridabat. Fundamentado en sus conocimientos decide enfatizar en el área de panadería, esto le permitió innovar tanto en la producción de gran variedad de panes, así como iniciarse en la venta y distribución de estos productos a supermercados y empresas, y se constituye así en el pionero de las empresas Merayo, en incursionar en estos mercados.

 

Tras el éxito de esta primera tienda, decide abrir más puntos de venta, hasta conformar el grupo de tiendas ubicadas en diferentes puntos de la Gran Área Metropolitana, dos de ellas en la provincia de Heredia, una en Sabana Oeste y la principal ubicada en Curridabat Centro.